En una noche oscura y tenebrosa se ven luces pequeñas de un rojo intenso pasar de un lado a otro velozmente, son los ojos de vampiros veloces y peligrosos, yendo de un lado a otro en busca de sus presas.
Una de esas soy yo, Nani, una vampira de tez morena, mis ojos son completamente negros, usados por aquellos vampiros que se consideran vegetarianos, aquellos que no se alimentan de humanos; mi cabello es liso y ondulado, de un negro intenso; y poseo colmillos muy afilados utilizados para animales. Yo estaba comprometida con otro vampiro, no precisamente vegetariano, puesto que tenía los ojos de un rojo intenso, su nombre, Kike, de tez muy blanca y cabello negro; con mirada de siempre pensar en algo.
Yo normalmente iba de caza al bosque "Darkness", hasta que un día cambió.
Se escuchó un gruñido de vampiro, seguido de millones de ellos; yo me alimentaba de un tranquilo venado en ese momento; cuando de repente.
- ¡Naniii! - Me tomó alguien de la mano mientras me decía que se aproximaba una guerra.
- ¿¡A dónde vamos!?
- A la ¡Guerra de vampiros y lobos! - Me respondió mientras aún me llevaba por los brazos.
Me quedé paralizada. Jamás había participado en una guerra de vampiros. Me dijeron que allí morían millones de vampiros y lobos, era una masacre total. Todo ésto me lo contaba mi madre, una mujer joven vampira, con muy largos y afilados colmillos, obtenidos por sus tantos 300 años, de tez blanca; ojos negros y cabello liso y corto de color café. Portadora del nombre de Lucía.
- Tu hermana me mandó a buscarte, ella está en la guerra. -Me hablaba la persona que me agarraba de manos. Era una chica vampira, amiga de mi hermana sin duda, no sabía su nombre, sólo sabía que usualmente cazaba con mi hermana.
Por fin llegamos, estaban vampiros y lobos alineados, ambos clanes en forma de ajedrez. Mi hermana estaba en la fila del medio, mi madre y mi padrastro en la fila de enfrente; era una alineación que llevaba desde los vampiros con más experiencia, hasta los de menos experiencia, por supuesto, yo estaba en la última fila. Se escuchaban muchísimos gruñidos, tanto de vampiros como de lobos.
En eso, sale el jefe de los hombres lobos, al mismo instante que nuestra jefa, la capitana de los vampiros, una mujer joven de más de 1000 años, con ojos totalmente rojos, de tez extremadamente blanca y labios finos de un rojo muy intenso, cabello negro; muy largo y sedoso; y una mirada escalofríante.
Ambos pasaron por el centro de las alineaciones de cada clan, se postraron en la parte superior, uno en frente del otro, el hombre lobo gruñendo, y nuestra jefa con mirada penetrante; capaz de asustar a cualquier criatura.
De pronto, todo se calmó, hubo un completo y total silencio por más o menos 5 minutos; y repentinamente, un gruñido muy fuerte y estremecedor de parte de nuestra jefa que se le aventó al jefe de los lobos segundos después, y seguido de eso, comenzó la guerra, todos los hombres lobos y vampiros peleando entre sí. Muchos vampiros decapitados, y hombres lobos quemados, todo era estremecedor y escalofríante, yo sólo estaba parada allí, en mi lugar, un poco inclinada, lista para atacar, pero estaba desconcertada, no sabía lo que pasaba, todo era tan rápido. Fue entonces cuando lo ví. Un chico lobo, de tez blanca y ojos azul celeste, con mirada seductora y cabello dorado, me venía a atacar; pero algo, no lo sé, algo, lo detuvo; sólo cayó encima de mí, nos miramos por unos cuántos segundos, casi un minuto. Yo no sabía qué sentía exactamente, si sentía miedo, rabia, o ese sentimiento que todos llaman amor. En eso, el extraño chico lobo se levantó y se dirigió a atacar a otro vampiro.
Me quedé paralizada. Otra vez. ¿Cómo podía irse así como así sin atacarme?, ¿Tan débil parecía?, o por el contrario, ¿Era mucha competencia?. De seguro que no era la última, puesto que en mi rostro se notaba el terror y escalofrío que sentía en aquella guerra, y, además, quedarme paralizada durante toda la guerra, no demostraba precisamente que fuese una vampira con experiencia; cómo estaba en la fila de atrás, no era notable; sobretodo, porque mi madre me protegía colocándose al frente mío, de modo de que no me vieran. Mi padrastro, en frente de mi madre, cuidando de ella, mi hermana Angela; de tez morena, ojos negros y cabello corto y liso de color negro, peleando a mi izquierda, pero la notaba un poco desconcertada; y a mi derecha, mi prometido, siempre pendiente de mí. Yo estaba volteada, mirando hacia atrás, el único lugar del cual yo estaba desprotegida. Por supuesto, el extraño chico me atacó por esa parte.
Se veían millones de vampiros muertos, lo cual indicaba que estábamos perdiendo la guerra.
Por fin terminó todo, perdimos la guerra, nuestra jefa se rindió ante el jefe de los hombres lobos al notar la cantidad de vampiros decapitados. Se notó un gran silencio.
En eso, la jefa se encaminó tranquilamente mientras decía seriamente que la guerra había acabado. Los vampiros se retiraron del lugar y los lobos quedaron allí.
- Vamos hermana, ésto acabó.- Me dijo mi hermana acercándose hacia mí.
- ¡Reunióóón! - Alguien gritó, parecía la voz de la directora, la siguiente al puesto de la jefa.
De pronto, el lugar quedó vacío en cuanto a los vampiros; se retiraron en cuestión de un abrir y cerrar de ojos. Mi hermana me llevó de brazos velozmente hacia la casa, mis padres estaban apresurados, al igual que mi hermana.
Una de esas soy yo, Nani, una vampira de tez morena, mis ojos son completamente negros, usados por aquellos vampiros que se consideran vegetarianos, aquellos que no se alimentan de humanos; mi cabello es liso y ondulado, de un negro intenso; y poseo colmillos muy afilados utilizados para animales. Yo estaba comprometida con otro vampiro, no precisamente vegetariano, puesto que tenía los ojos de un rojo intenso, su nombre, Kike, de tez muy blanca y cabello negro; con mirada de siempre pensar en algo.
Yo normalmente iba de caza al bosque "Darkness", hasta que un día cambió.
Se escuchó un gruñido de vampiro, seguido de millones de ellos; yo me alimentaba de un tranquilo venado en ese momento; cuando de repente.
- ¡Naniii! - Me tomó alguien de la mano mientras me decía que se aproximaba una guerra.
- ¿¡A dónde vamos!?
- A la ¡Guerra de vampiros y lobos! - Me respondió mientras aún me llevaba por los brazos.
Me quedé paralizada. Jamás había participado en una guerra de vampiros. Me dijeron que allí morían millones de vampiros y lobos, era una masacre total. Todo ésto me lo contaba mi madre, una mujer joven vampira, con muy largos y afilados colmillos, obtenidos por sus tantos 300 años, de tez blanca; ojos negros y cabello liso y corto de color café. Portadora del nombre de Lucía.
- Tu hermana me mandó a buscarte, ella está en la guerra. -Me hablaba la persona que me agarraba de manos. Era una chica vampira, amiga de mi hermana sin duda, no sabía su nombre, sólo sabía que usualmente cazaba con mi hermana.
Por fin llegamos, estaban vampiros y lobos alineados, ambos clanes en forma de ajedrez. Mi hermana estaba en la fila del medio, mi madre y mi padrastro en la fila de enfrente; era una alineación que llevaba desde los vampiros con más experiencia, hasta los de menos experiencia, por supuesto, yo estaba en la última fila. Se escuchaban muchísimos gruñidos, tanto de vampiros como de lobos.
En eso, sale el jefe de los hombres lobos, al mismo instante que nuestra jefa, la capitana de los vampiros, una mujer joven de más de 1000 años, con ojos totalmente rojos, de tez extremadamente blanca y labios finos de un rojo muy intenso, cabello negro; muy largo y sedoso; y una mirada escalofríante.
Ambos pasaron por el centro de las alineaciones de cada clan, se postraron en la parte superior, uno en frente del otro, el hombre lobo gruñendo, y nuestra jefa con mirada penetrante; capaz de asustar a cualquier criatura.
De pronto, todo se calmó, hubo un completo y total silencio por más o menos 5 minutos; y repentinamente, un gruñido muy fuerte y estremecedor de parte de nuestra jefa que se le aventó al jefe de los lobos segundos después, y seguido de eso, comenzó la guerra, todos los hombres lobos y vampiros peleando entre sí. Muchos vampiros decapitados, y hombres lobos quemados, todo era estremecedor y escalofríante, yo sólo estaba parada allí, en mi lugar, un poco inclinada, lista para atacar, pero estaba desconcertada, no sabía lo que pasaba, todo era tan rápido. Fue entonces cuando lo ví. Un chico lobo, de tez blanca y ojos azul celeste, con mirada seductora y cabello dorado, me venía a atacar; pero algo, no lo sé, algo, lo detuvo; sólo cayó encima de mí, nos miramos por unos cuántos segundos, casi un minuto. Yo no sabía qué sentía exactamente, si sentía miedo, rabia, o ese sentimiento que todos llaman amor. En eso, el extraño chico lobo se levantó y se dirigió a atacar a otro vampiro.
Me quedé paralizada. Otra vez. ¿Cómo podía irse así como así sin atacarme?, ¿Tan débil parecía?, o por el contrario, ¿Era mucha competencia?. De seguro que no era la última, puesto que en mi rostro se notaba el terror y escalofrío que sentía en aquella guerra, y, además, quedarme paralizada durante toda la guerra, no demostraba precisamente que fuese una vampira con experiencia; cómo estaba en la fila de atrás, no era notable; sobretodo, porque mi madre me protegía colocándose al frente mío, de modo de que no me vieran. Mi padrastro, en frente de mi madre, cuidando de ella, mi hermana Angela; de tez morena, ojos negros y cabello corto y liso de color negro, peleando a mi izquierda, pero la notaba un poco desconcertada; y a mi derecha, mi prometido, siempre pendiente de mí. Yo estaba volteada, mirando hacia atrás, el único lugar del cual yo estaba desprotegida. Por supuesto, el extraño chico me atacó por esa parte.
Se veían millones de vampiros muertos, lo cual indicaba que estábamos perdiendo la guerra.
Por fin terminó todo, perdimos la guerra, nuestra jefa se rindió ante el jefe de los hombres lobos al notar la cantidad de vampiros decapitados. Se notó un gran silencio.
En eso, la jefa se encaminó tranquilamente mientras decía seriamente que la guerra había acabado. Los vampiros se retiraron del lugar y los lobos quedaron allí.
- Vamos hermana, ésto acabó.- Me dijo mi hermana acercándose hacia mí.
- ¡Reunióóón! - Alguien gritó, parecía la voz de la directora, la siguiente al puesto de la jefa.
De pronto, el lugar quedó vacío en cuanto a los vampiros; se retiraron en cuestión de un abrir y cerrar de ojos. Mi hermana me llevó de brazos velozmente hacia la casa, mis padres estaban apresurados, al igual que mi hermana.
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